
¡Hola!
Existe aún, girando por ahí, un tópico que sostiene como bandera una frase que dice «No cobro por lo que hago, cobro por lo que sé», este normalmente se utiliza como bandera a la hora de proclamar el valor de nuestro trabajo, sobre todo en el mundo freelance y en el mundo emprendedor, pero…
La realidad sobre esto es que «Cobrar lo que valés comienza sabiendo cuánto valés».
Emprender en la industria creativa representa un gran desafío, no solo por el valor de la originalidad de nuestro trabajo sino también por la importancia de comprender nuestro propio valor, nuestro sello personal, nuestro propio contenido intelectual, nuestro talento y nuestra creatividad.
Lo que ocurre es que normalmente, quienes somos más creativos nos relacionamos menos con los números y tener que sentarnos a calcular y determinar cuánto valen nuestro talento y nuestro trabajo en el mercado creativo se nos dificulta un poco. entonces pensar en el valor de nuestro trabajo y su relación con lo que cobramos por él resulta casi imposible y pasa muchas veces que dudamos sobre el precio que le asignamos a nuestro trabajo.
Por mi labor docente y los años que llevo trabajando en el medio, recibo habitualmente muchas consultas sobre ¿Cómo cobrar un determinado trabajo? y la primera respuesta que doy es otra pregunta ¿Cuánto valés? La mayoría de las personas que me consultan responden a esto, que no lo saben y para calcularlo recurren a tarifarios que sugieren ciertos valores por ciertos trabajos. La verdad es que puede ser una solución, pero así nunca sabremos cuánto vale nuestro talento, nuestro conocimiento, nuestra experiencia y el valor que aportamos al mercado en el que nos proyectamos.
Entonces responder a la pregunta ¿Cuánto vale nuestro trabajo creativo? se convierte en un problema difícil de resolver, porque el problema de desconocer cuánto cobrar por él, qué precio ponerle a una entrada, a cuánto cobrar un show y otras incógnitas que surgen al emprender… radica en que no sabemos cuánto valemos, cuál es nuestro diferencial o quién es nuestro cliente y el éxito de nuestro emprendimiento se basa en conocer estas tres aristas.
Entonces comenzamos a sostener como bandera aquella frase… «No cobro por lo que hago, cobro por lo que sé» y en mi opinión, enarbolar esta bandera en la industria creativa conlleva un problema, porque tanto el talento incluido en «cobro por lo que hago» es complementario al conocimiento incluido en «cobro por lo que sé» y el éxito al emprender en la industria creativa implica poner en valor tanto el talento como el conocimiento.
Por lo que la verdadera bandera para quienes emprendemos en la industria creativa debería expresar «Cobro por lo que hago y por lo que sé», esto implica una evolución en la forma en que se valora y comunica el trabajo creativo, evolucionando hacia una mentalidad y una práctica en las que no solo cobrás por tu conocimiento, sino también por la ejecución excepcional de tu trabajo creativo y la combinación de ambas dimensiones fortalecerá nuestra posición en el mercado y nos permitirá comunicar de manera efectiva el valor integral que aportamos. Pero para ello es esencial reconocer también ¿Cuánto valemos?, ¿Cuál es nuestro diferencial? y ¿Quién es nuestro cliente?
Porque al final, como dijo Guy Kawasaki, sos diferente o sos barata…