¡Hola! 
Quería contarte un poco acerca de las «industrias culturales y creativas» y los «emprendimientos liderados por mujeres». Para simplificarlo, voy a empezar por las industrias culturales y creativas. Puedo decirte que se trata de aquellas actividades de la industria que surgen o se originan en la creatividad, las habilidades o los talentos individuales, de los cuales emergen riqueza y creación de empleo, debido a la explotación económica de la propiedad intelectual. La UNESCO las define como «aquellos sectores de actividad organizada cuyo objeto principal es la producción, reproducción, promoción, difusión y/o comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico.
También podemos agregar que se trata de un conjunto muy amplio y dinámico de sectores que abarca diversas expresiones artísticas, creativas y culturales que tienen un impacto profundo en la sociedad. Estos productos culturales son una amplia gama de contenidos que nos rodean permanentemente, como el arte pictórico y escultórico, la música en todas sus formas de expresión, el cine, la literatura en todos sus géneros, la moda (aunque parezca un tanto frívola), los medios de comunicación tradicionales y los actuales al alcance de nuestras manos, el diseño como disciplina, la arquitectura (donde algunas personas incluyen la gastronomía como patrimonio culinario y por ser un elemento de comunicación cultural). En sí, es una amplia gama de actividades vinculadas con la creación, producción y comercialización de bienes y servicios culturales.

¿Industria cultural o industria creativa? 
Existe un límite sutil, difícil de precisar, ya que la industria creativa engloba un amplio conjunto de actividades, que incluye tanto a las industrias culturales como a aquellas que dependen más de producciones artísticas o creativas. Por lo general, se considera que la industria cultural es un subconjunto de la industria creativa; no obstante, en términos prácticos y de uso, se entienden como sinónimos.
Está claro que una no existe sin la otra y, bajo estos términos, normalmente se agrupan diferentes subsectores. Por ejemplo, la arquitectura, las artes visuales y escénicas, las artesanías, el diseño de moda, la creación de software, la música, la radio y la televisión, la publicidad, los videojuegos, los juegos y juguetes, el cine, el diseño como disciplina y la literatura forman parte de este conglomerado.
En otras palabras, las industrias culturales y creativas se fundamentan en la creatividad y se combinan con la producción y comercialización de bienes o servicios intangibles de una marcada naturaleza cultural. Estas industrias tienen la capacidad de generar valor tanto en el ámbito simbólico como comercial, propiciando la creación de empleo, flujos financieros y contribuciones a los objetivos de desarrollo sostenible.
La microeconomía de nuestro país las agrupa en cuatro: el sector audiovisual (cine y televisión), Editorial (edición de libros, diarios y revistas), Fonográfico (música y radio); y un cuarto núcleo que incluye otras actividades (videojuegos, deportivas y esparcimiento). Claramente, dentro de ellas encontraremos las disciplinas intervinientes y representan más del 2,5% del valor bruto agregado de nuestro país. Además, constituye una parte significativa del empleo joven y favorece la creación de nuevos emprendimientos y microempresas a nivel mundial. En Argentina, este sector representa más del 3% de los puestos de trabajo asalariados en el sector privado, según informes de cadena de valor en las industrias culturales.

¿Cuál es el rol de las mujeres en las industrias culturales y creativas? 
Según un informe de Desarrollo Productivo de la Nación, en Argentina, para el año 2022, una de cada tres MiPyMEs estaba liderada por mujeres. Parte de este informe establece que:
Aunque no existe información precisa acerca de cuántos de estos negocios forman parte del sector de las industrias culturales y creativas, es alentador considerar que ya contamos con una herramienta informativa que nos permite analizar la presencia de mujeres en puestos directivos de empresas y microempresas a nivel nacional. Es importante recordar que los y las profesionales registrados desde la categoría B del monotributo, quienes trabajan de forma independiente, se enmarcan en la clasificación de microemprendedores.
A pesar de que los últimos años se han destacado por una notable transformación en las esferas culturales, económicas, políticas, sociales y tecnológicas, la cual ha contribuido a reducir ciertas disparidades de género arraigadas en nuestra sociedad desde sus comienzos, el camino que aún tenemos por recorrer es extenso...
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la brecha de género en América Latina señala que solo el 2% de las empresas en la región cuentan con una mujer como CEO. Además, tan solo el 52% de las mujeres participa en el mercado laboral y, de entre ellas, al menos el 60% trabaja en empleos informales.
De acuerdo con estos informes, la pandemia de COVID-19 también generó una disminución en los niveles de empleo para las mujeres, lo que representa un retroceso social de al menos 10 años. En este contexto problemático se destacan sectores como el turismo, la manufactura, el comercio, el trabajo doméstico remunerado, la salud y la educación.
La crisis desencadenada por la pandemia de COVID-19 aumentó las ya existentes desigualdades de género y comprometió la autonomía de muchas mujeres. Acentuó la división sexual del trabajo y los patrones culturales patriarcales, exponiendo a las mujeres a la convivencia con agresores o potenciales agresores. Además, intensificó la concentración del poder, excluyendo a las mujeres de la toma de decisiones relacionadas con las respuestas a la pandemia, y agravó de manera inevitable la desigualdad social y la pobreza.
Estos factores, junto con la crisis económica predominante en nuestro país, han impulsado un aumento en la cantidad de proyectos e ideas de emprendimientos liderados por mujeres.
En resumen…
Las industrias culturales y creativas son un universo en constante expansión, en el que la creatividad, el talento y la innovación se combinan para dar vida a expresiones artísticas y culturales que enriquecen nuestras vidas. Estas industrias no solo generan valor económico, sino que también moldean nuestras identidades culturales y desempeñan un papel crucial en la construcción de un mundo más inclusivo y equitativo. Aunque se han logrado avances en la participación de las mujeres en estas industrias, todavía hay desafíos por superar para garantizar una representación igualitaria y empoderar a las mujeres en todos los niveles de la cadena creativa.
En este contexto de transformación y oportunidades, te invito a ser una fuerza activa en el fomento y la participación de las mujeres en las industrias culturales y creativas.
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